miércoles, 20 de octubre de 2010

Esta pistola es para admirarse...

Que tu vida termine porque tiene que terminar, vale, ni modos, es una pena y porqué chingados será siempre la pregunta.
La respuesta es para continuar, pero eso no se la cree ni Dios, yo sí.
Hace muchos años, una vida atrás, me quise matar con una bala.
Increíble amor de otros humanos me salvaron de semejante estupidez.
Para alguno(s) de ustedes mi existencia es molesta.
Preferiría Adrián, bueno, sí, ya dije quién, que yo no existiera.
Pero entre uno y más de 500, la balanza dice que soy querido, muy.
Ahora que los "niños" están por casarse, tener hijos, encontrar una pareja y ser felices (sea un perro, un alien o una silla), sentí medio importante volver a dar lata.
Sorry hermanito, pero cuando escribo, escribo y no sólo encabronado, eso también lo hago muy bien.
Me extrañaba, me extraño diciendo lo que soy, es increíble.
Si pudiera teclear más rápido, ya tendría el libro que ya saldrá.
Mi problema es que me aburro pronto, muy pronto, demasiado pronto, súper... jaja, made you read!
No, neto, a veces soy esto y otrora lo otro, como cocinero maravilla o mega geek de la interfase.
Lo de maravilla es por el disfraz, nomás!
También plancho como chino, lavo como italiano, beso como francés y cuando cojo aviada me encanta ver volar aviones porque me recuerdan al Concorde y a mi madre.
Tengo un amigo que curiosamente, mira tú qué coincidencia, jaja, se llama Alejandro.
Al pobre hombre lo he mareado, como a muchos, con mis interminables memorias de lo que fue ser.
Qué mala manera de terminar una frase, no hay misterio, juego de palabras, no hay otra cosa más que corazón.
Ese músculo que no siente nada más que punzadas al morir, mas impulsa todo lo que necesitamos para vivir.
En mi mente pasó un día terminarlo todo, la vida se encargó de recordarme, que mientras me fluya sangre, voy a seguir chingando.
Alejandro, gracias hermano!