viernes, 5 de marzo de 2010

Old en vogue...



Por orden médica debía comprarme una almohada cervical.

Obtenido el dato del a dónde, una tienda de ortopedia fue al principio, como cualquier otra, aunque jamás había estado en una, sin contar El Borceguí, claro, donde me hacían zapatos para pié plano cuando tenía 6 años...

Un viejito (señor mayor me corregiría mi madre) y su asistente, a manera de Dr. Frankenstein e Igor, pero con el encanto de Vincent Price y... su asistente... me presentaron una y otra versión del susodicho artefacto que a gritos aparentes pide mi cuello.
Compré dos, uno chino y uno chino poblano, diferencia de un cero más pero con usos distintos, según yo, el neófito cabeza floja...

Mientras la cuenta se hacía con respectiva factura, sea que sirva para la burocracia de seguros médicos, me puse a ver qué más chunches existen para cuando bailar breakdance en el pavimento se convierte en una imposibilidad.

Un espejo de marco dorado, hoja de oro auténtica, una báscula antigua con pesos de latón, una columna provenzal de piedra impecable, un candelabro araña, un caballete de cedro blanco, una lanza africana, con plumas; tres botellas de vidrio soplado verde botella, redundantemente geniales... una cosa que no sé cómo definir, si como base, mesa doble, tripié con dos círculos y el de arriba para no sé qué y el de abajo, mmhh, maybe una planta, de hierro colado, hecha a mano, motivos florales pero muy art nouveau, blanca, despintada y hermosa (como la sonrisa de un cariñoso abuelo), histórica, perfecta...

Y esto?, preguntó una voz que luego me di cuenta que era mía, lo venden también?
Sí, me contestó Vincent, y todo lo demás, mi esposa trae aquí sus antigüedades para decorar un poco el lugar y a manera de escaparate... (escaparse, no...)

(Nadie me va a creer que es exactamente lo que vengo buscando hace meses para poner mi cenicero en la terraza y no tenerme que agachar hasta la mesa, no por vago, por muy vago, pero ahora, es orden médica, jaja…)

Me pareció lo más curioso, pero no tanto como tras hablar con mi padre y contarle que Vincent conoce a mi tío, y seguramente a él, que son contemporáneos, y como me dijo, reumáticos y antiguos, muy ad hoc, jajaja!

Me llevé l’objet d’art por menos de lo que me costó la almohada mexicana en forma de moñito para sopa. Pintarla será un placer, disfrutarla será seguro e igual y desde mi silla de ruedas, esa que todavía no necesito, pero que ya sé dónde conseguir, si la quiero con brazos de caoba...

Ojalá los achaques prematuros, todos, tengan el privilegio de hacernos experimentar la historia de quien sigue bailando en su mente... de los males, el menor, y de cualquiera, siempre se puede sacar algo bueno.

Just keep walking.

Atte.,

Igual y un güisquito.

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